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Breve historia de Nuestra Señora de la Soledad

Germán Jiménez

Autor

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Una gran parte de las tradiciones venezolanas están asociadas a la religión católica, influencia directa de nuestra herencia hispana. Una característica muy común entre los países hispanoamericanos es el culto mariano de la región. La historia de la Virgen de la Soledad pertenece a lo que se conoce como tradición religiosa y guarda su origen en un suceso muy curioso para la época.

Don Juan y doña Felipa

Para finales del siglo XVIII, la provincia vivía bajo cierta calma y bajo el yugo de la corona. Eran españoles americanos los nacidos en el Nuevo Mundo. En las cercanía a Choroní vivía Don Juan del Corro, casado con doña Felipa de Ponte y Villena. Uno de sus hijos, Francisco, había nacido cuando ya, doña Felipa, tenía avanzada edad. El parto fue complicado, y don Juan del Corro al ver su sufrimiento se encerró en oración para rogar por ella.

Ofreció en oración, que si su esposa se salvaba, haría colocar la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en el templo de San Francisco de Caracas y que en su honor arderían cuarenta cirios en los días santos; que sus vestidos solo serían tocados por los hermanos de la orden y eso con un hacha encendida en la mano izquierda. Doña Felipa logró dar a luz, pero el hijo, Francisco, estaba enfermo. Juan confesó a Felipa lo que él había ofrecido y esta lo instó a que cumpliera su promesa.

Para entonces, llegó don Sancho Paredes, un marino, llegaba a donde vivía la pareja. Don Juan que lo conocía aprovechó la ocasión para pedirle una imagen de Nuestra Señora de la Soledad para ofrecerle a la Madre de Dios «en humilde tributo de sus bondades» para con ellos. Don Sancho gustoso accedió a lo que don Juan le dijo

—Queremos que vaya usted a la corte y disponga que mejor escultor de las Españas haga la imagen de la Soledad sin excusar gastos de ninguna especie, pues deseamos hacer al templo de San Francisco un presente regio, aunque se nos vaya en ello toda nuestra fortuna.

Doña Felipa encargaría los vestidos y ornamentos más ricos de oro y plata para vestir dignamente la imagen de la Virgen. Don Sancho aceptó todas las peticiones y partió.

La tempestad

A los 8 meses, despachado en el puerto de Vigo, ya de regreso, a tan solo días de partir para Indias, don Sancho se encontró con una gran tempestad. El navío era arrojado desde lo más alto, haciendo sentir a los tripulantes que sus días estaban acabados. Don Sancho dio orden de lanzar al agua toda la carga. Al final, solo quedaba la caja con la imagen de la Virgen, no quedaba otra opción que arrojarla, así que pidiendo perdón a Dios, la lanzó al agua, desapareciendo a los pocos segundos. Los sobrevivientes, naufragaron quedan a la suerte, en Trinidad.

NSS

Una invitada inesperada

Había pasado tiempo y los esposos esperaban por la llegada de don Sancho Paredes en el navío San Fernando. Una mañana, el hijo mayor, Fernando, llegó a casa con una extraña noticia: los criados habían encontrado una extraña caja sellada, que por su peso debería guardar un rico tesoro. Dos robustos esclavos se dieron la tarea de abrir la caja. Al quitar la cubierta encontraron que habían piezas de galón de oro del hilo más puro, en buen estado de conservación, paños de terciopelo morado oscuro con anchas franjas de bordados de oro, y la imagen de Nuestra Señora de la Soledad.

El padre entonó un Ave Maris Stella. Don Juan y doña Felipa no hicieron menos que llevarla a casa donde tuvieron la visita de habitantes cercanos. Como ofrenda, doña Felipa cortó sus cabellos y formó con ellos un hermoso tocado a la Virgen de la Soledad.

Nuestra Señora de la Soledad

La imagen de la Virgen fue llevada a Santiago de León de Caracas, donde la Tercera Orden de San Francisco la recibió y colocó en la nave derecha a Nuestra Señora de la Soledad.  Aquel día de celebración, llegó don Sancho Paredes, incrédulo ante aquel acontecimiento. Confesó haber arrojado a la imagen de la Virgen al mar y dijo las siguientes palabras:

«Hermanos, adoremos la voluntad de Dios. Un año hace todavía que sorprendido por una tempestad en el mar Caribe, arrojé a las aguas con la carga del navío una caja cuadrada que encerraba esa imagen, hecha ante mis vista y por mi dirección en Madrid. Con mis propias manos la entregué a las olas pidiendo antes perdón a Dios, y ahora la veo con sus mismos vestido, bajo su solio mismo en las naves de San Francisco. Solo Dios es poderoso, y en su mano está el orden de la naturaleza. Él en su infinita bondad salvó la imagen de las aguas para presentarla a la humilde adoración de los fieles.

El templo de San Francisco

Es importante saber que el templo de San Francisco es donde fue proclamado Libertador, Simón Bolívar. Ahí, también, fue donde, José Antonio Páez, mandó a realizar el funeral del Libertador. La imagen de Nuestra Señora de la Soledad es una copia exacta de la del convento de Nuestra Señora de la Victoria en Madrid.

G.J.Jiménez

Fuente
La Virgen de la Soledad, Juan Vicente Camacho.

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